La Iglesia de los Santos Mártires de Brozas en el Juzgado de Iglesias
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Los Santos Mártires antes de las obras de 1960 |
A finales del siglo XVII, las iglesias parroquiales y otros edificios religiosos de la Órdenes Militares de Santiago, Calatrava y Alcántara se hallaban en una situación lastimosa. Muchos de los templos amenazaban ruina, algunos de ellos se vinieron abajo o tuvieron que ser demolidos ante el riesgo de que pudieran sepultar a su feligreses; otros estaban gravemente dañado por los temporales o por la desidia y el abandono. Muchas iglesia se habían quedado pequeñas para albergar a la población creciente de ciertas localidades, mientras que en otros lugares, se seguían celebrando los oficios divinos en lugares que habían quedado despoblados. Junto con las fábricas, los interiores tampoco tenían una situación mejor: las grietas dejaban la descubierto graves problemas estructurales que llevaron al demolición parcial o total de muchos edificios y la construcción de otros nuevos, a lo que se unían techumbres podridas por las goteras o retablos comidos por la carcoma. Mientras tanto, las soluciones tardaban en llegar porque daban lugar a largos pleitos en el Consejo de las Órdenes por determinar a quiénes correspondía costear las obras.
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Estado de la iglesia de los Santos Mártires durante las obras de reconstrucción y finalización del templo en el siglo XX. |
"Señor... El lamentable estado en que se halla esta pobrecita mi yglesia parroquial de los Santos Mártires de la villa de Brozas de la que, como prelado, aunque indigno, soy responsable en todos sus trabajos por lo que hace a mi parte; así señor, quisiera que por las entrañas de Jesuchristo oyera mi súplica y quisiera que tuviera debido efecto. Ya estará Ussía enterado de la situación tan deplorable [sic] en que se halla dicha Yglesia. Primeramente, sin lugar ni parte decente en que se pueda colocar el Santíssimo Sacramento a causa de estar amenazando una ruina el altar maior, no obstante hallarse apontonado por todos lados, y haver tenido que quitar de allí al Señor; si le ponemos en los colacterales las aguas que baxan por sus bóbedas llenan de agua los altares y hueco del templo; a esto acompaña la mucha fyligresia que pasa de sietezientos vecinos, y no poder colocarse casi nada de gente en dicha yglesia. Le digo a Ussía con ingenuidad que esto no pareze santuario y me temo que suzeda lo que a la yglesia parroquial de la villa de Almendralexo..."
Hacía varias décadas que se conocía en el Consejo de las Órdenes la situación de la iglesia, pero los arreglos no llegaban y dos años después en 1790, cedieron las vigas y la bóveda de la capilla bautismal se desplomó sepultando a dos maestros de obras que estaban reconociendo su estado. Una situación similar se había producido en Almendralejo: su iglesia parroquial había sufrido grandes daños a raíz del terremoto de 1755, pero las obras necesarias para su arreglo tardaron tanto en llegar que en 1777 se vinieron abajo sus bóvedas.
Por medio de una Real Cédula de 22 de febrero de 1695, Carlos II nombró al Cardenal Alonso de Aguilar como Juez Privativo Protector de las Iglesias de las Órdenes, con "la superintendencia en administrar, cobrar y distribuir los efectos aplicados, y en adelante se aplicaren para el reparo y culto de las iglesias". De esta forma se creó el Juzgado de Iglesias con el fin de asegurar la buena conservación y ornato de las iglesias pertenecientes a las tres Órdenes Militares antes mencionadas que estuvo funcionando hasta el año 1836.
Berta García del Real Marco que es la autora de este trabajo no nos dice cuánto tiempo se tardó en reparar el templo broceño.
Bibliografía:
García del Real Marco, B. (2018) Fuentes para la Historia del Arte en territorios de las Órdenes Militares: el Juzgado de Iglesias (1695-1836), en Cuadernos de Historia Moderna, 43.1, 249-278
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